Ayer podía haber sido sólo un acto cultural de una librería, pero fue una tarde de Fe vivida y compartida.
.
. La parábola del alfarero es símbolo de la forma de actuar de Dios,
hilo conductor de los trece testimonios que aparecen
en el libro «Yo hago nuevas todas las cosas».
Es el Reconocimiento de que quien obra
y modela la vasija de barro de nuestra vida es Dios.
Dios es el alfarero de nuestra vida
y sólo desde la docilidad y la humildad de criaturas
percibimos que todo es don, todo es que Gracia.
D. Andrés Fernández Farto.
«Y si eres obra de Dios, contempla la mano de tu artificio, que hace todas las cosas en el tiempo oportuno, y de igual manera obrará oportunamente en cuanto a ti respecta. Pon en sus manos un corazón blando y moldeable. Guarda en ti la humedad, no vaya a ser que, si te endureces, pierdas las huellas de sus dedos.
Conservando tu forma subirás a lo perfecto, pues el arte de Dios, esconde el barro que hay en ti. Mas si, endureciéndote, rechazas su arte y te muestras ingrato a aquél que te hizo un ser humano, al hacerte ingrato pierdes un Dios.
San Ireneo
¡¡Sólo tu mirada, Jesús!!
¡¡Tan tierna, tan fuerte que vence a la muerte!
¡¡Sólo tu mirada … que entra en mi silencio!!
.¡¡Sólo tu mirada, que baja a mis abismos:
me toca, me abraza, me convierte en hijo!!
¡¡Sólo tu mirada … que entra en mi silencio!!
.
Nuestro Dios es tan grande, tan humano, tan cercano
Que quiere embarrarse; quiere embarrar sus dedos
a la hora de ir confeccionándonos.
D. Julián Barrio
¡GRACIAS, SEÑOR, PORQUE ESTAMOS EN TUS MANOS!